PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 11                                                                                                      NOVIEMBRE-DICIEMBRE  2003
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CÉLULAS MADRE

 
El ritmo acelerado de los medios de investigación está desbordando la capacidad social para la valoración ética de los recientes éxitos científicos. Frente a la apremiante necesidad para combatir algunas enfermedades los sistemas utilizados presentan claras restricciones éticas para un importante colectivo de la humanidad. Entre las más recientes polémicas se encuentra el juicio sobre la utilización de células madres de origen embrionario.
Realizando un sucinto planteamiento de las diferentes opiniones sobre células madres, se podría sintetizar los siguientes puntos:
     · La investigación sobre células madres representa un camino prometedor para la perspectiva de curación de enfermedades crónicas.
     · La investigación con células madres adultas no supone prejuicio moral alguno.
     · La investigación con células madres embrionarias presenta el escollo de trabajar sobre embriones haciéndoles inviables, lo que para muchos es alterar el proceso de viabilidad de una vida humana.
     · Los científicos estiman como de mayores perspectivas de progreso el trabajo realizado sobre células embrionarias.
     · Los pacientes de enfermedades crónicas exigen no dilatar el proceso de investigación.
El juicio ético sobre la utilización de embriones viables -aquellos que biológicamente tienen plena capacidad de vida- se fundamenta en la destrucción de una forma de vida, aunque en estado latente o potencial, para la curación de enfermedades que dañan y acortan las condiciones de vida de otras personas. El juicio desfavorable se funda en la valoración de la utilización de un medio destructivo de vida por más que sea para un fin encomiable como es la medicina.
Entre unos y otros científicos y moralistas se encuentra la difícil conciencia de lo que la vida humana es y a cuál estado corresponda el origen vital. Este amplio debate que acompaña a todo el proceso del conocimiento embrionario no parece que pueda resolverse en breve pues durante décadas se ha debatido en razón de la licitud ética del acto de provocación del aborto.
Dado que la valoración ética de la utilización de células embrionarias supera el de la mera conciencia del investigador para entrar de lleno en el del derecho a la vida que corresponde proteger a las autoridades de la sociedad civil, convendría acotar los esquemas éticos en los que la actuación científica sobre la investigación de las células embrionarias pueda desarrollarse in herir la sensibilidad moral de la sociedad.
Si prescindimos de la fecundación directa de embriones para utilizarlos directamente para la investigación se obvia lo que puede ser considerado como acto directo de manipulación de la vida. Cuando para dicha investigación se utiliza embriones desechados cuya fecundación e inviabilidad proceden de otros actos ajenos, la valoración moral habrá que aplicarla a la causa origen de los mismos que los ha provocado, pero en ningún caso al uso que sobre el efecto causado se pudiera ejercer. En el caso de la fecundación de células madres procedentes de embriones inviables por causa de aborto provocado o por congelación de embriones fecundados y desechados en laboratorios habría que aplicar la valoración ética a las normas legales que lo permiten, pero en ningún caso a la aplicación que sobre ellos se realice para conseguir un bien.
El debate en sí de la ética que atañe a la investigación sobre células madre embrionarias parece ocioso mientras existan embriones previamente desechados y condenados a la inviabilidad vital. ¿No es acaso razonable que ya que se impide el desarrollo de su vida puedan al menos servir de medio útil para salvar otras vidas?
Hacer el bien es siempre lícito y supone el principio y fundamento de toda la ética. Si en el proceso de investigación de células madres embrionarias se utilizan embriones de desecho y no se crean ex proceso para la investigación se puede concluir que de la aplicación de la misma de por sí no se desprende ningún mal y por ello podría actuarse sin quebrar la conciencia ética de la sociedad.