PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 22                                                                                            SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2005
página 6
 

LA CIUDAD LIMPIA

 
El concepto de ciudad como un entorno ordenado y cosmopolita en el que se conjuga vivienda y servicios para la mejor vida de los ciudadanos debería alertarnos para no asumir las contaminaciones derivadas de la aglomeración que empeoran progresivamente nuestra calidad de vida.
El estrés de la acelerada movilidad, los humos de calefacciones y vehículos y el ruido del tráfico presentan un nivel de contaminación inaceptables si evaluáramos con exigencia que el desarrollo debe ante todo garantizar condiciones de vida más saludables. Además existe la cooperación que nuestros vehículos aportan al calentamiento del planeta, cuyas consecuencias, como no planean directamente sobre nuestra rutina, con frecuencia tendemos a ignorar.
No es extraño que cada vez con más frecuencia en las ciudades se enciendan todas las alarmas para la salud de los ciudadanos, porque son pocas, muy pocas, las políticas en las que se buscan modificar los hábitos contaminantes de las personas. Quizá no percibimos las disfunciones orgánicas que padecemos, y por ello no nos motivamos a secundar nuevas alternativas, pero desde la creciente infertilidad hasta la acentuación de la agresividad están relacionadas con la contaminación ambiental.
Una política posible sería la de procurar controlar los humos, el ruido y la tensión que genera un tráfico desmedido de vehículos con motor de hidrocarburos circulando por las calles de la gran ciudad. Una de las premisas sería cuestionar si es lícito para la buena salud del común de los ciudadanos el que cada cual mantenga una fuerte dependencia a su propio vehículo. ¿No sería más aconsejable que la movilidad en el interior del perímetro cosmopolita se realizara sobre vehículos comunes y que éstos necesariamente reunieran características anticontaminantes de ruido y gases? ¿Acaso no parece ilógico el espacio ocupado en las calles por los vehículos estacionados, que además de reducir sensiblemente el espacio vital proporcionan una imagen inquietante para el paisaje urbano?
Existen tres parámetros que deben ser abordados:
  1. Contaminación acústica.
  2. Cantaminación atmosférica.
  3. Racionalización del tráfico.
Como respuestas técnicas la industria ha aportado una posible solución a los puntos 1 y 2 mediante el diseño y fabricación de vehículos con impulsión eléctrica.
Para abordar el punto 3 es imprescindible un cambio de mentalidad desde la propiedad a la privacidad temporal del uso de los vehículos. Mientras las ciudades fueron pequeñas, la utilización del auto propio se hacía tolerable, pero en las nuevas circunstancias de aglomeración parece que la única alternativa pasa por la generalización de vehículos públicos o privatizados parciales en el uso de una carrera determinada.
De los vehículos públicos se debe exigir a las administraciones correspondiente su rápida sustitución por unidades silenciosas y no contaminantes. De los vehículos en uso privativo se pueden admitir dos modalidades: los taxis con conductor y los autos en alquiler por carrera. Esta última modalidad que la sociedad apenas ha generalizado se presenta como el futuro alternativo para la rescisión del acceso de vehículos contaminantes a la ciudad. Se trataría de un parque de vehículos eléctricos de alquiler inmediato mediante uso por tarjeta activadora que permitiría el desplazamiento entre barrios, al modo de taxis, pero sin precisar de conductor que es lo que más encarece el servicio.
La estructura de este dispositivo novedoso de medio de transporte consistiría en un parque de vehículos eléctricos de capacidad para una, dos o cuatro personas de los que se dispone en estacionamientos específicos en cada sector de cuadras, centro comercial, centro de finanzas, etc. Se toman y tras la carrera correspondiente se depositan en destino. Se aprovecharíasn los periodos intermedios de estacionamiento para recargar baterías.
Estas soluciones y el fomento de otros vehículos no contaminantes, como la bicicleta, construyendo las vías adecuadas, deben terminar por crear un sistema propio de circulación interna para las grandes urbes que no quede al arbitrio contaminante de cada ciudadano.
Lo importante es conseguir ciudades limpias, dado que tecnológicamente está logrado, y no queda más que remover las conciencias de los ciudadanos para decantarse por la modificación de sus hábitos hacia otros compatibles con la exigencia ecológica. Entre ellos está desprenderse del apego al auto, porque su uso en ciudad, por los efectos que produce, debe ser cada vez más racional u solidario.