PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 29                                                                                           NOVIEMBRE - DICIEMBRE  2006
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MATEMÁTICAS Y FILOSOFÍA

 
Las distintas ciencias que recogen el saber humano están espécificadas por los objetos que tratan y por los medios que emplean para su fin. Todas coinciden en los contenidos de verdad que desvelan, aunque bajo aspectos formales muy diversos. Las distinciones pueden también considerarse desde el aspecto subjetivo que concierne al procedimiento con que la razón humana se aplica al conocimiento específico de cada una. Bajo este último aspecto es donde puede emparentarse las matemáticas y la filosofía en razón del grado de abstracción que  ambas requieren sobre la realidad de los objetos que consideran. Ambas precisan de la desmaterialización de las formas para computar, procesar o especular lo que la cosa es en relación al conjunto en el que se define. Es propio de estas ciencias el valor de lo que la cosa es y  no de cuál sea dentro del conjunto de los seres iguales: las matemáticas toman fundamentalmente al valor cuantitativo de la unidad o las partes, y la filosofía al valor entitativo de su esencia o de sus accidentes.
Abstraer supone desposeer a un ser de su particularidad con lo que pierde su identidad. Permaneciendo ella misma en su propio ser, su imagen computada permite al conocimiento gestionarla en las relaciones pertinentes a las espectativas que la creatividad intelectual sugiere. Abstraida la cosa de su realidad material puede ser sometida a cuantas relaciones la inquietud intelectual ambicione sin más límites que el rigor de los contenidos de verdad en la generación de las formas de relación. No se necesita que las realidades relacionadas lo estén en la realidad sino que las mismas puedan formalmente estarlo, lo que se verifica desde sus abstracccones, y este saber sobre lo posible real es lo que hace de las matemáticas la ciencia fundamental del progreso científico y técnico.
La filosofía, al querer conocer sobre las esencias más profundas de la realidad, precisa también abstraer de las cosas singulares su entidad, porque lo singular está permanentemente sometido en su conocimiento a la limitación de la determinación material que delimita la penetración de las causas relaciones a cada elemento singular, debiéndose abstaer para la configuración de la causa específica común la determinación singular y desde la genérica considerar la esencia misma tanto de la relación como de sus cualidades causales y finales.