Es un hecho que la mujer desempeña escasos cargos de relevancia en la escena política de numerosos países, y son diversos los intentos, desde cada formación política, para paliar la diferencia entre ambos sexos a la hora de ocupar un puesto de representante en las distintas estancias públicas, en los altos cargos internos de los partidos y en las demás estructuras políticas.Existen partidos políticos que a la hora de elaborar sus candidaturas incluyen en ellas un número de mujeres de acuerdo a un porcentaje previamente establecido. Otras formaciones políticas estiman que las candidaturas no deben sujetarse a porcentajes de representación por sexos y buscan otros criterios para garantizar una equiparidad de oportunidades para hombre y mujeres.La cuestión que socialmente se plantea es la siguiente: ¿Resulta beneficioso introducir determinaciones, del tipo que sean, para que la mujer pase a formar parte de las listas de candidatos a representantes en un porcentaje proporcional a la población femenina?Es evidente que este tipo de medidas constituyen mecanismos correctores de la diferencia existente entre sexos en cuanto a poder político; pero, no obstante, conviene estudiar qué criterios aparte del de la mera diferenciación sexual se tiene en cuenta para producir los ajustes necesarios. Lo más importante es plantearse si del mero incremento de la presencia de la mujer en la política se sigue necesariamente el derecho a una promoción a la igualdad de la mujer en todos los demás órdenes de la sociedad.Desde mi punto de vista considero que el establecer cuotas de participación de la mujer en las listas electorales no deja de ser un acto más destinado a engrosar la gran nube de hipocresía que cubre el actual campo de la política en muchos países.Estoy, por supuesto, convencido de que a la mujer le espera en el futuro jugar un papel en lo político, en lo laboral, etc. mucho más importante del que actualmente tiene encomendado; ahora bien, creo que para que esto se pueda llevar a cabo es necesario un cambio general de mentalidad en la sociedad. Constantemente somos bombardeados por anuncios publicitarios en distintos medios, en especial en televisión, en donde la mujer aparece sometida como un complemento más del hombre, cuyas escenas recrean como el hombre triunfador ensombrece a la mujer que asume el papel de figurar como guardiana del éxito conseguido por su viril compañero.Se debería ir neutralizando cada uno de estos roles que tan arraigados están en la sociedad y trabajar desde el principio, en los colegios con los niños y niñas desde un plano total de igualdad. Esto que ya en mucho lugares se está haciendo es un compromiso que debe ser asumido en todos los órdenes de la sociedad y durante toda la vida de las personas; igualdad que actualmente sólo recoge la letra de las distintas legislaciones, pero que en la práctica dista mucho de la realidad.Si se trabaja en esta dirección, liberados de la influencia de tantos prejuicios actualmente establecidos, es posible que pronto el índice de participación política de la mujer sea un fácil reflejo del porcentaje de población femenina de cada país. Lo demás creo que es comenzar la casa por el tejado.