PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 39                                                                                              JULIO - AGOSTO  2008
página 10
 

DEPORTE Y AGILIDAD MENTAL


La principal de las distinciones del deporte a las exhibiciones de fuerza y potencia consiste en que por deporte debe considerarse una actividad que aúna destreza, potencia, coordinación, control y técnica. Otra característica del deporte es el aspecto social, que se materializa en la competición por la que se mide las capacidades adquiridas mediante la real confrontación entre los deportistas. Tanto por las condiciones que engloba como por su dimensión social se podría decir que el deporte como actividad compete a la integridad de la persona y que su fin principal consiste en consolidar su armonía fisiológica y mental. Desde este aspecto el deporte formaliza una puesta a punto del cuerpo humano.
Cuando se ha considerado que la fuerza muscular representa el principal activo del deporte, se ha hecho realizando una reducción muy importante de su ámbito, ya que existen actividades deportivas que dejan patente que la potencia muscular contribuye exiguamente en su realización. Ello no debe tampoco minusvalorar la contribución de la potencia física en la mayoría de los deportes, pues su buena condición posibilita la perfección del ejercicio. Lo que nunca puede faltar en el deportista es la coordinación central de toda la actividad, lo que -como personas que son- se regula desde  la mente, ya que no podría tener consideración de deporte los supuestos actos reflejos condicionados que pudieran inducirse en un individuo.
Desde la perspectiva del deporte como una actividad orgánica, se debe conceder la máxima importancia al centro de control y coordinación que regula la actividad, la cual no sólo coordina la acción concertada de cada órgano, sino que también planifica la condición que debe reunir para la mejor concertación. De ese control se ocupa la mente, que es la mayor beneficiada del deporte porque se exige el progreso computacional e ideal para repercutirlo sobre todo el organismo.
De que la mente humana realice inverosímiles computaciones para lograr la actividad normal del cuerpo humano apenas tenemos una ligera percepción, ya que la mayoría de las aplicaciones de esos resultados se materializan mediante actos reflejos condicionados que, de tan normales, no se valoran. Un ejemplo ayudaría a considerar alguna de estas sencillas paro trascendentales tareas de coordinación mental: Piénsese en el equilibrio preciso para mantenerse una persona en pie. Una masa de estructura vertical de unos 75 kg que se soporta sobre una base exigua de dos apoyos de 30x10 cm. Ello lo logra la mente con la adecuada regulación de la posición del centro de gravedad, para lo cual ha de computar prácticamente de modo instantáneo los desplazamientos de los distintos miembros compensando permanentemente la situación de equilibrio.
En muchos casos la actividad mental en el deporte es requerida para planificar los actos sucesivos, exigiendo una respuesta creativa en función de la configuración del entorno. Esto se da muy especialmente en los deportes de equipo, donde cada cual ha de procesar permanentemente no solamente cada situación sino también la intención de la jugada del contrario y del compañero. En gran manera el éxito de los deportes de equipo está en y en no dejarse sorprender.
Esa agilidad mental precisa para el buen ejercicio del deporte es quizá el común denominador de todos los deportes, aunque en unos sea absolutamente determinante y en otros recurso convergente con la fuerza y la técnica. La destreza para cada actividad está en trabajar las respuestas mentales para que se formalicen lo más reflejas posibles. Esto tienen una vertiente fisiológica y es la de acostumbrar a los órganos a respuestas precisas, como pueden ser las de activar la máxima potencia muscular en un determinado instante de la actividad.
Considerar en cuánto interviene la agilidad mental en el deporte debería animar el proceso cultural por el que se mueva al ejercicio deportivo no sólo a quien aparentemente presente en su juventud una condición corporal prometedora, ya que con el adecuado entremaniento se mejora progresivamente la calidad de modo que muchos al poco tiempo se sorprenden incluso de sus capacidades.
Esta trascendencia de la agilidad mental en el rendimiento deportivo es lo que ha hecho que se prohiban los estimulantes que falseen la agilidad natural lograda con el entreno y que distorsionaría el resultado legítimo de cada competición.