PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 46                                                                                            SEPTIEMBRE  - OCTUBRE  2009
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LOS JÓVENES Y EL DEPORTE

 
La relación de los jóvenes con el deporte se dice con frecuencia que es de boquilla, pues en la mayoría es mucho mayor el tiempo que emplean en contemplarlo en televisión y en hablar y comentar sobre ello con los compañeros que en ejercitarse en el ejercicio físico. Esto no disminuye la importancia que para los jóvenes tiene el mundo deportivo, porque a través de él se incorporan libremente al ambiente social.
La práctica en equipo del deporte es un catalizador de relaciones que sustituye en la adolescencia el marco que prestaban los juegos en la niñez. Los jóvenes, muchas veces, se decantan por practicar un determinado deporte que no se ajusta a sus cualidades simplemente porque en él encuentran relaciones de amistad que les potencia su integración en un grupo. Otros, en cambio, eligen la práctica de un deporte individual buscando reafirmarse personalmente en la conciencia de superación. En cualquier caso, la práctica de un deporte favorece en adolescentes y jóvenes la experiencia de gestionar personalmente un ámbito diferenciado del control familiar. A diferencia de en los estudios, el éxito deportivo no representa más que una satisfacción personal desligada de toda otra responsabilidad. Considerar lo saludable de la práctica del ejercicio físico no debe hacer olvidar el beneficio que para la mente supone los valores de relación, de superación, de responsabilidad, de organización, etc. que se derivan de tener que gestionar personalmente el proceso de esa actividad, tanto más cuando se desarrolla en equipo, donde se aprende a ponderar el propio interés con el común.
Independientemente de que se practique un deporte, el mundo deportivo en general tiene una importancia muy relevante para los jóvenes, pues les permite incorporarse idealmente a un espacio de relaciones sociales que les son fáciles de asimilar. Por ello no es extraño el interés que despierta en los jóvenes los acontecimientos deportivos como una dinámica social a la que pueden incorporarse sin demasiada problemática. A diferencia de la literatura, del arte, de la filosofía, de las ciencias, de la política... el deporte ofrece una materia sencilla de entender y que, por no seguir criterios científicos, hace que todo el mundo se sienta capacitado para opinar. Mientras que para hablar sobre arte hay que saber de arte, para dialogar sobre el fútbol todo el mundo se ve capacitado con sólo conocer el saber vulgar que se difunde desde los medios de comunicación. Los jóvenes encuentran ahí un espacio común para para opinar, para discutir, pues los más se sienten capacitados para juzgar a cada jugador, realizar la selección ideal, estimar en qué fallan los sistemas de juego de cada equipo, etc. La misma simplicidad del deporte favorece el interés de los jóvenes y la concurrencia social como punto de encuentro sobre lo que todos se experimentan en opinar.
La comunicación que favorece el mundo deportivo es parte del éxito social que ha adquirido favoreciendo su presencia en los medios, y éstos impulsando una pasión que motiva a una gran parte de la ciudadanía. Para los jóvenes representa un tema en el que adquieren una cierta seguridad en su intervención social, lo que no hallan en otros temas, y así se sienten capacitados para discutir y competir en el conocer con los mayores. Sin que ellos lo adviertan, el deporte les está facilitando la integración social y una experimentación de su participación ciudadana. El mundo deportivo de alguna manera representa asociación, confrontación, relaciones comerciales, internacionalización, idealismo, etc. imágenes de lo que la sociedad viene a ser en cuanto relación de ciudadanos, con la diferencia de que, en el fútbol por ejemplo, sus estructuras son lo suficientemente simples para que puedan ser captadas sin mayor dificultad por los jóvenes.