PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 50                                                                                          MAYO - JUNIO  2010
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CONOCIMIENTO Y PROFESIONALIDAD

 
La profesionalidad de cada trabajador se mide en el efectivo servicio que repercute sobre la sociedad por su concreta labor. Esto es algo que iguala a las personas y que también las distingue. Las iguala en cuanto que cualquier trabajo necesario para el bienestar de los demás forma parte de un intercambio de tareas que la sociedad estima como el recurso más apropiado para el progreso; tareas tan dispares como el recoger la basura y la cirugía son igualmente imprescindibles para la salud de las personas. A pesar de que el valor de la contribución a la sociedad a veces no es adecuadamente reconocido, todos los trabajadores merecen igual consideración por trabajar, con independencia del puesto en el que lo hagan. Lo que sí distingue a unos profesionales de otros es la eficacia con que desarrollan su tarea, y ello depende mucho de la implicación personal que se pone para devolver a la sociedad tanto como de ella se recibe.
El conocimiento de la ciencia y la técnica de la propia profesión es la primera dimensión de la eficacia laboral. Puesto que nadie nace sabiendo, todas las personas deben poner empeño en aprender la ciencia de su trabajo, pero también deben esforzarse en desarrollar la técnica adecuada para que su tarea sea lo más proporcionadamente útil a las necesidades de la sociedad. Porque una cosa es saber y otra, más eficaz, acertar a aplicar los conocimientos de modo coherente al interés de las personas beneficiadas. Es en ese punto donde hay que contemplar cómo el trabajo debe medirse no sólo por el esfuerzo invertido en saber y concocer, sino también, y quizá de modo primordial, por con cuánto de eficacia se reporta para las personas beneficiadas.
La profesionalidad comienza con el saber y concluye en la aplicación de esa ciencia, para ello es precisa la permanente comprensión de las necesidades personales que puedan atenderse desde cada puesto laboral. Esa eficacia, que se mide por el grado de satisfacción del destinatario, marca en mucho la productividad real de una sociedad, para la que es fundamental los procesos de aplicación de la ciencia a la técnica y la motivación del factor humano que interviene en la producción.