PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 58                                                                                         SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2011
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AUTOPREVENCIÓN EN SALUD

 
La demografía de la población en el mundo hace que la proporción de médicos sea cada vez más escasa, por lo costoso de la preparación de cada uno de ellos. Dado que la ciencia de la informática y la comunicación se expande a mayor intensidad que la misma demografía, convendría desarrollar aplicaciones que hicieran posible la prevención de las enfermedades y una primera evaluación diagnóstica como medida recurrente de salud.
La gravedad de muchas enfermedades depende de un diagnóstico precoz. Ahora bien, el acceso al médico no es fácil para una gran parte de la población, e incluso, para quien dispone de esa posibilidad, en muchos casos carecer de contundencia de síntomas demora la necesaria visita. En cambio, muchas personas viven intranquilas ante cualquier malestar sin importancia. Lo ideal en todas las sociedades sería disponer de programas de medicina preventiva y doctores capaces de atenderlos, porque ello no sólo es el fundamento de la buena salud de la población, sino que supone una inversión muy rentable para la sociedad, porque atacar las enfermedades cuando aún no han tomado arraigo es mucho más económico que gastar en prolongadas atenciones   médicas, farmacéuticas y jornadas laborales perdidas.
Favorecer la autoprevención y el autodiagnóstico mediante procedimientos divulgados a la población podría constituir un apoyo importante para el programa de salud universal. La gran ventaja es que su coste es pequeño respecto a los beneficios cuando se logra la concienciación y la implicación de los ciudadanos en implantar hábitos saludables y en la atención a sus síntomas de malestar. Esa política de autoprevención debería implantarse como una capítulo de la urbanidad, que lleve a cada ciudadano a mejorar el propio cuidado de su salud, en función de la atención que le brinda la estructura social en la que se encuentra.
Los medios adecuados de divulgación deberán ser ajustados a las posibilidades de eficacia de cada grupo social, pero con las facilidades que ofrece hoy la informática, internet, televisión, radio, revistas y correos es fácil que se logre transmitir a la población criterios  básicos para poder distinguir eritemas, protuberancias tumorales, sintomatologías de la apendicitis, indicios de artrosis, síntomas de la diabetes, distinción de catarros, gripes e infecciones respiratorias, malformaciones óseas en niños, sintomatologías de la malaria, etc. También un objetivo posible sería aproximar a los grupos familiares medios para autodiagnosticarse mediante procedimientos de analítica sencillos, determinando así el embarazo, al AVH, infecciones venéreas, carencia de defensas, y en general prácticas analíticas con las que predecir enfermedades desde el propio hogar. Trabajar en desarrollar la autocapacidad de monotorización de las constantes cardiovasculares, para poder consultar anomalías a distancia con el médico, podría contribuir a la prevención de los colapsos y infartos de trascendentes órganos humanos.
La medicina preventiva es quizá la disciplina olvidada de los ministerios de salud, que no evalúan suficientemente el interés social del diagnóstico precoz. Eso que sólo se puede lograr con programas periódicos de revisión a todos los ciudadanos, puede ser implementado con la difusión de los planes de autoprevención y autodiagnóstico que puedan ser seguidos por las familias desde su propio hogar.