PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 6                                                                                                   ENERO - FEBRERO 2003
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SUBSTRATO SOCIOLÓGICO DE LA DEMOCRACIA






El desarrollo y la pervivencia del sistema democrático como forma social de estado no tienen la misma suerte en todos los países. Del análisis de las circunstancias que puedan incidir en su realización, la sociología ha vislumbrado algunas de las estructuras que avalan su progreso; entre ellas se encuentran la cultura, la honradez de los políticos y la estabilidad económica.

Desde el objeto de la filosofía social, la crítica a la construcción de un sistema de autogobierno del pueblo sólo lo considera propio cuando el objeto es el progreso en la justicia social; por tanto, el sistema democrático no es en sí un fin sino un medio para alcanzar el fin esencial de la sociedad: las relaciones en justicia.
El análisis del desarrollo de la democracia en las diferentes sociedades y culturas ha manifestado como uno de los sustratos más afines a su implantación el de la generalización de las clases medias. Frente a las sociedades socioeconómicas polarizadas, cuya forma propia de poder se resuelve en una aristocracia más o menos velada, en la medida que el nivel social es más homogéneo la democracia alcanza no sólo su mayor estabilidad sino también el máximo de verosimilitud.
Dentro de un sistema social, la estructura de las clases medias viene a ser el reflejo de un sostenido sistema de igualdad de oportunidades y un equilibrio dinámico de participación laboral y política. Una sociedad abierta, que asume la integración sin estratificar niveles de condición social, es una sociedad que favorece, en principio, uno de los elementos más rentables de la justicia social: la autoestima personal.
Clase media es la que teniendo sus necesidades vitales cubiertas, acceso a la promoción y cultura, además, participa de poder económico en la horquilla media de la renta del país. Las clases medias no gozan en los distintos estado del mismo nivel de renta, sino que en cada cual, dependiendo de los recursos, tiene poderes adquisitivos variados; pero, en todos los países, para que pueda hablarse de clases medias, se requiere además del nivel medio de renta la perspectiva de una justa participación social.
Las diferencia de nivel de renta entre las clases medias de los distintos estados no representa un índice de percepción de inestabilidad de los respectivos sistemas democráticos, sino que el mismo se aprecia en función inversa al porcentaje de las clases medias dentro de cada país. A mayor porcentaje de clases medias, mayor estabilidad democrática.
El valor de las clases medias como sustrato social de las democracias no es una casualidad, sino la consecuencia de unos equilibrios de justicia en las relaciones sociales. En la medida que la percepción de cada ciudadano evalúa la correspondencia de lo que contribuye y recibe como de equilibrado, su identificación con el sistema se hace más sistemática. Con todas las limitaciones que lo social conlleva por razones de su dimensión, la homogeneidad de clase difunde sensación de justicia.
Con cierta frecuencia se confunden los términos de estabilidad y rentabilidad democrática. La primera es la medida de la estabilidad del sistema, o sea, el grado de identificación de los ciudadanos, y depende mucho del equilibrio de una clase media consolidada. La rentabilidad democrática se corresponde con el grado de progreso social que genera, y no sólo depende de la estratificación de las clases, sino también, del desarrollo cultural.
Los fallos de la democracia como sistema -no como administración- son consecuencia, en la mayoría de sus realizaciones, de inadecuado substrato social, sobre el cual se pretende establecer una estructura con objetivo de consolidar el substrato, pero, las más de las veces, el sistema no funciona por la falta de solidez de sus fundamentos. Trabajar por hacer efectivas esas estructuras de justicia social, y que las mismas sean así percibidas por el pueblo, contribuye más a la democracia que cientos de arengas publicitarias.