PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 6                                                                                                   ENERO - FEBRERO 2003
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ESPACIOS JUVENILES






Uno de los problemas de adaptación en las ciudades está en los requerimientos de la juventud para gozar de espacios libres de reunión y su compaginación con el descanso de los vecinos.

Los urbanistas, pero sobre todo los políticos que administran el suelo, no han resuelto satisfactoriamente los espacios de expansión que la juventud requiere para desarrollar su propia convivencia. Un fenómeno urbano generado en las últimas décadas de los años 2000 en la zona mediterránea es la predilección de la juventud por salir y encontrarse en la noche; confluyendo al tiempo en otra situación propia del adolescente que es la de su limitación de recursos económicos para alternar en discotecas y salas de reunión. La consecuencia es que los jóvenes se reúnen en plazas y calles públicas, con la constante perturbación de la tranquilidad de quien a esas horas debería conciliar el sueño reparador.
El recurso de las autoridades competentes se ha decantado o por prohibir la estancia de los muchachos o por dejar a los vecinos a su suerte.
El planteamiento del urbanismo tiene que ser ágil y dar respuesta a las necesidades de cada generación. A las nuevas costumbres de los jóvenes habrá que dar respuestas sociales que asuman sus nuevos hábitos y no la simple represión.
Las ciudades antiguas, que las autoridades no asumen modernizar, presentan evidentes carencias a los nuevos modos de vida de la modernidad. Insuficiencia de aparcamientos, falta de parques, carencia de instalaciones deportivas, vías insuficientes para el tráfico, y falta de espacios sociales de reunión. La imprevisión y la especulación del suelo lo condicionan casi todo.
A falta de espacio, la necesidad de dar respuestas urbanísticas a los problemas actuales quizá pase por la readaptación de los edificios de servicios públicos para su adecuación a las nuevas necesidades. ¿Por qué el edificio de viejas oficinas municipales no su ubica en espacio más apropiado y sobre ese solar se construyen dotaciones sociales? ¿Por qué en el solar que ocupa una vieja iglesia no se puede construir un nuevo templo, una escuela, un gimnasio y un local de reunión? ¿Por qué los liceos no pueden albergar al tiempo espacios de ocio, cultura y educación? Adaptar y rentabilizar la utilización de muchos espacios para que los jóvenes puedan utilizarlos como puntos de encuentro las noches de viernes y sábados es una alternativa a tener que usar la vía pública como estancia. ¿No podrían los centros universitarios adaptar locales para una amplia programación de esparcimiento las vísperas festivas? ¿Acaso no se puede ejercer una animación social dirigida a jóvenes en los recintos polideportivos?
Prohibir muchas veces no produce sino el efecto de desplazamiento de la conducta que se quiere evitar. Dotar medios y alternativas supone asumir la responsabilidad de facilitar la convivencia a todos los ciudadanos, convergiendo derechos que parecen antagónicos, con ofertas que el mismo tiempo contengan una dimensión de autoeducación de los hábitos de ocio.