PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 62                                                                                        MAYO - JUNIO  2012
página 7

NORTE - SUR

 
La sociología contemporánea ha estudiado la diferencia económica y de desarrollo entre los países situados al norte y en el sur de los distintos continentes. La influencia que marca esa distinción tiene raíces étnicas, culturales, climáticas, religiosas y otras que corresponde estudiar a la antropología social, y que suele concluir discerniendo los valores que se priorizan en una y otra parte, porque, aunque el norte sea rico y desarrollado, el sur se enaltece de ser más vitalista, más humano, argumentando que la felicidad que pretende el hombre no sólo la proporciona la capacidad de disposición de bienes de consumo.
Entre esas diferencias existen algunos rasgos que pueden pasar desapercibidos, por no estar ligados a los más citados como la tradición laboral o el sentido del ahorro, y que también influyan en que los países se perpetúen en la responsabilidad que los hace socialmente competentes. Un aspecto interesante es la actitud personal que predomina respecto a la ética corporativa, o sea, la asunción personal del respeto a las normas que la sociedad se impone para lograr el bien común.
La eficacia de las leyes están relacionadas con el grado de interiorización que de ellas hacen los ciudadanos y con el compromiso personal para su cumplimiento. Las normas delimitan en algo la libertad, y ante ello caben dos planteamientos personales: Admitirlas de buen grado considerando que esa quita de libertad se compensa con el beneficio que se desprende de la comunicación en el bien común; o admitirlas con reservas, porque no se contempla adecuadamente los beneficios indirectos derivados del bien social. Esa actitud de identificación del bien personal con el bien social es lo que marca definitoriamente la conciencia moral de una comunidad.
La afirmación social, de la que se sigue en gran parte la ética del compromiso público, puede construirse desde la razón o la pasión. Por la razón se estima la autoridad, el orden y la ley que facilitan el progreso de una comunidad; por la pasión se identifica cada uno con su nación, pero no se garantiza la adhesión a la estructura reguladora que la hace posible. Tanto la razón como la pasión justifican la crítica de esa estructura, pero mientras la razón se alinea con la ley hasta trasformarla, la pasión se opone a la ley aunque haya de cumplirla.
Es un hecho contrastable que en los países situados más al norte se aprecia una mayor responsabilidad social que conduce a aplicar y seguir las leyes en lo que le concierne personalmente a cada ciudadano, antes de cuidarse si los demás también cumplen. Al sur parece que prima exigir a los demás que cumplan, y personalmente intentar esquivar la afectación. Exigirse cada uno, antes que exigir a los demás es el fundamento esencial de una ética de altas miras que busca el bien común antes que el beneficio propio. Esa diferente actitud entre el norte y el sur hace a unos Estados más estables que otros, lo que puede ser causa de una mayor disciplina económica y un mayor compromiso productivo. Ello interiorizado en la forma de ser, por la educación y el ejemplo de generación en generación, puede ser un factor determinante de desarrollo, lo que no anula el inconformismo, sino que lo encauza para que no interfiera con al progreso.