PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 67                                                                                        MARZO - ABRIL  2013
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LA PALABRA

 
El lenguaje es el medio de comunicación de los seres vivos con el entorno cognitivo. Existe un lenguaje espontáneo y un lenguaje creativo. El primero comunica mediante signos que motivan sensaciones a quienes tienen capacidad receptiva de percepciones sensibles externas. Es lo que se podría llamar lenguaje natural, al comunicar principalmente contenidos del ámbito del conocimiento sensible. El lenguaje creativo requiere una elaboración intelectual que crea un sistema de signos arbitrario capaz de codificar las infinitas posibilidades de información que un entendimiento intuitivo puede elaborar. El lenguaje natural comunica al ser vivo con el entorno, y el lenguaje creativo sirve para reconocerse ser vivo inteligente y comunicar su capacidad creativa.
Con independencia del código que un grupo de seres inteligentes pone en común para intercambiar sus conocimientos intelectuales, la elaboración en ese código por el que la palabra expresa un concepto le va a permitir reconocerse a sí mismo como sustancia, como persona, como consciente, como ser mental, como intelectual, como creativo, porque en la palabra el ser humano conoce la abstracción de un concepto sobre el que poder trabajar intelectualmente para combinarlo según su experiencia e intuición. Por la palabra nombra e individualiza un concepto, pero también la palabra es la expresión del conocimiento que posee, de tal modo que en ella percibe intelectualmente que conoce.
La palabra es símbolo de las cosas externas conocidas, pero también es signo de las realidades inmateriales que el ser humano elabora, desde el análisis de las relaciones entre las percepciones sensibles hasta las intuiciones que justifican su entorno existencial. La palabra como símbolo representa lo que es; como signo, lo que puede ser o significar para un conocimiento intuitivo que puede descifrar lo contenido en cada ser.
Cada palabra en el proceso interno de la conciencia personal connota la dimensión intelectual del que expresa algo sobre una realidad, y ese algo contiene la creatividad expresiva característica de cada personalidad, salvo que estuviera contenido en una expresión inconsciente. Lo que se dice tiene tanto valor como el poder decir, ya que esto identifica a la potencia capaz de evidenciar el juicio interno de la razón. La palabra recoge la intención, que es creativa cada vez que significa con más perfección un concepto.
La función más íntima de la palabra es lograr decir sobre la propia conciencia, sobre la riqueza espiritual de cada hombre. Cada cosa es lo que se conoce por sus accidentes sensibles, pero la conciencia humana, que es inescrutable, sólo puede ser conocida por lo que expresa de su propio conocimiento interior. De tal modo que la realidad profunda de la humanidad no se conoce sino por el testimonio propio que por la palabra ofrecen las personas de sí mismas.
 

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