La responsabilidad representa la conciencia de obligaciones a ejecutar.
De tal modo que si una persona no tuviera ninguna relación, no contraería
obligaciones, careciendo de responsabilidades. Incluso la responsabilidad
con el propio ser proviene de que éste en la existencia, por reflexión,
entra en una relación de conocimiento consigo mismo que le obliga
a elucidar sus propias condiciones de verdad.
Dejando aparte la responsabilidad consigo mismo, que estudia la introspección,
ser responsable en el ámbito social comprende la exigencia de cumplir
los compromisos con los demás seres con quien se mantiene una relación,
bien sea una relación de naturaleza o un compromiso acordado en
el que libremente se acepta realizar o abstenerse de algo, cuyo cumplimiento
vela la responsabilidad.
Los otros son el objeto directo de la responsabilidad y ello marca
la personalidad de cada individuo en cómo atiende esos compromisos.
De una parte parecería que el principio de conservación prioriza
seleccionar el interés propio por sobre el ajeno, pero, de algún
modo, la responsabilidad incita a atender a las obligaciones para con los
demás como descargo de la propia la conciencia.
La responsabilidad es una cualidad del entendimiento que tiene como
causa la sociabilidad en la que se vive y con fin el sostenimiento de esa
sociabilidad, pues si no existiera en la personalidad una atribución
que valorara el cumplimiento de lo pactado en las relaciones, éstas
se debilitarían hasta desaparecer como consecuencia de su inestabilidad.
El hecho de que la sociedad se sostenga proviene de la confianza mutua
en que cada parte va a ejecutar lo que los acuerdos implícitos o
explícitos contienen. Tanto es así que se acepta que la sociedad
imponga una pena a quien no lo cumpla, siendo el funcionamiento de la sociedad
tanto más débil en cuanto mayor sea la incertidumbre de que
el otro vaya a obrar responsablemente cumpliendo sus obligaciones.
El reconocimiento social depende mucho que cada persona sea considerada
por los demás como responsable, cumplidor de sus deberes y obligaciones,
lo que constituye el concepto de la honra por el que una personalidad se
reconoce bien valorada por su entorno en función a cómo atiende
sus obligaciones; honra que no se pierde por deber algo a alguien, sino
por no atender a lo que se debe o no corresponder en justicia a los beneficios
recibidos.
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