PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 75                                                                                     JULIO - AGOSTO  2014
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PRODUCTIVIDAD LABORAL

 
La política laboral casi siempre ha sido contemplada en función del interés del rendimiento económico, pues todo trabajo persigue producir bienes para cubrir necesidades o satisfacciones humanas y la economía es la ciencia que entiende de la generación y administración eficaz y razonable de los bienes. A más de esta dependencia de la economía, la política laboral, en sí misma, considera la eficaz prestación y orientación del esfuerzo del trabajador respecto a la potencia posible de aplicación de la naturaleza humana.
Valorando la productividad tanto el beneficio económico del trabajo como el rendimiento personal en la intensidad del esfuerzo aplicado en el trabajo, cabría diferenciar la medida de la productividad según:
  • La productividad de la inversión.
  • La productividad respecto a la financiación.
  • La productividad de los medios de producción.
  • La productividad de los recursos humanos.
Las dos primeras valoraciones pertenecen casi exclusivamente a criterios económicos, en las dos últimas los criterios económicos se relacionan íntimamente con criterios técnicos y humanos. En los medios de producción la eficacia no está sólo en la relación coste / producción, sino también en la calidad de lo producido, manejabilidad, durabilidad, fiabilidad y demás factores que caractericen su utilidad. En los recursos humanos la productividad va a depender de las condiciones naturales, las cualidades profesionales y la implicación mental.
En estricto sentido, la productividad laboral se refiere principalmente a los recursos humanos, en cómo cada uno de ellos se aproxima al máximo rendimiento de su actividad. Esta valoración objetiva medirá resultados, pero no puede obviarse que estos estarán vinculados a la implicación subjetiva de la responsabilidad del productor, que por su condición mental contará con factores que la favorezcan y otros que la retraigan. De los que marcan positivamente la responsabilidad y la productividad merecen destacar:
  • La ética profesional.
  • La vinculación al negocio.
  • El sentimiento social.
La ética profesional es el conjunto de convicciones que en conciencia posee cada persona respecto a la trascendencia del ejercicio correcto de la tarea que realiza. Su fundamentación a veces se relaciona con la expectativa de realización de la profesión vocacional, pero, aunque ello pueda representar un acicate o un catalizador de la implicación personal, no es tan determinante como la concepción del trabajo como un intercambio de servicio en la sociedad, por el que se deba hacerlo tan correctamente como gusta ser atendido de los demás trabajadores en los servicios ajenos que recibe.
La vinculación al negocio puede ser de propiedad o por contratación. Cuando el trabajador es propietario o copropietario, la rentabilidad del trabajo le afecta tan directamente en su beneficio económico que se supone que esa rentabilidad se ajusta por la voluntad del equilibrio en el tiempo que se invierte en el negocio, ya que la intensidad se supone por el beneficio que se logra. Si el trabajador guarda una relación de contratación por cuenta ajena, la subjetiva identificación con la productividad puede verse favorecida en la proporción que esa contratación refleja la repercusión  de los beneficios sobre su retribución. De alguna manera supone atraer a los recursos humanos al fin y objeto del negocio, para que el interés  que despierte se refleje en producir personalmente más por beneficiarse más.
El sentimiento social se relaciona con la ética profesional, pero desde la perspectiva del sentimiento de comunidad y solidaridad. Considerar que la productividad es un bien que condiciona la riqueza y el desarrollo nacional debe ser algo que se inculque en le educación ciudadana, para favorecer una responsabilidad que especialmente debe aflorar en condiciones de crisis que exijan un esfuerzo colectivo para revertir las condiciones negativas. En muchos entornos sociales la productividad logra contribuir a paliar, con la activación de la economía, lo que el Estado no consigue recaudar por imposición fiscal.
 

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