PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 79                                                                                     MARZO - ABRIL  2015
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LA VERDAD CUESTIONABLE

 
Aproximarse a poder determinar los contenidos de verdad de la realidad ha sido uno de los objetivos propios de la filosofía, pero también uno de los más controvertidos, porque las distintas escuelas filosóficas se ven abocadas a definir qué es la verdad, o a reconocer el escepticismo de que no es alcanzable la verdad, pero, en cualquier caso, de la extensión del concepto de verdad que se admita quedan condicionadas en gran parte todas las conclusiones filosóficas que se defiendan, y la coherencia que ellas mismas admitan.
Una forma de aproximarse a la extensión del concepto de verdad está en reconocer que dentro de él existen dos posibilidades de realización: Una es la consideración de la verdad incuestionable, y otra la de la verdad cuestionable.
La verdad incuestionable es la que se deduce de la necesidad, de tal modo que definiría el modo de existir de lo que necesariamente es así, sin que pueda ser de otra forma. Es la verdad más radical, ya que a la necesidad existencial no cabe oponer contradicción. Esta verdad admite comprensión pero no discusión, porque su conocimiento procede de la percepción reiterada de una realidad que se percibe tan determinada por la necesidad de ser que siempre es percibida como esa realidad. La verdad que se deriva de la percepción de la necesidad exige la permanente verificación de que en todos los entornos existenciales esa necesidad se cumple, pues si un entorno determinado de la realidad limitara una verdad definiría en qué condiciones de necesidad la verdad es A y en cuál es B, C, D, etc. Esta verdad incuestionable, además de la filosofía, la tienen por objeto las ciencias puras y las ciencias exactas, cuya necesidad se define en leyes que no admiten contradicción.
La verdad cuestionable es la que se deduce de la contingencia, en la que es la posibilidad y no la necesidad la que define el modo de ser de algo. Esta verdad compete al ámbito de la intuición, no de la simple percepción, y muy especialmente se desarrolla en el entorno de propuestas intelectuales a partir de la intuición creativa, en la que no se perciben las partes y cualidades de una sustancia existente sino se componen a partir de elementos de diversas sustancias nuevas realidades materiales, abstractas, de razón o morales, de las que predicar sus condiciones de verdad exige la complicidad con la mente intelectual que las intuye.
Se puede argumentar que la verdad cuestionable no reúne las condiciones que se deben exigir a la verdad, pues su cuestionamiento, en especial si es sobre su posibilidad existencial, contradice el fundamento esencial de verdad en cuanto relación entre lo conocido y su fundamento real. La intuición creativa genera un proceso desde la idea a la realidad, proceso que es tan real en la inteligencia que lo trabaja como que si no lo fuera no admitiría progreso capaz de finalizar en una realidad determinada. En ese proceso cabe admitir el error, o sea en la aplicación fallida de la verosimilitud de la realidad ideada, pero ese error no debe confundirse con la falsedad, que es lo que se opone a la verdad. La intuición creativa es verdadera como proyecto de realidad salvo que contenga intrínseca a ella la falsedad en el objeto respecto al fin, posibilidad que se genera por la libertad para identificar como una realidad aparente a la percepción distinta al fin concebido en la intuición o idea de su realización. De ahí que en cuanto quepa admitir la crítica entre la realidad y la finalidad de la creatividad cabe cuestionarse respecto a su contenido de verdad.
 

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