PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 79                                                                                     MARZO - ABRIL  2015
página 10

CONVERGENCIA DE CIVILIZACIONES

 
Cada civilización es el resultado de la integración de un conjunto de pueblos al compartir territorio, cultura, creencias, formas de supervivencia y filosofía de vida. Lo que consolida la civilización es lo que une, ya que lo que enfrenta genera guerras de poder dentro de la civilización, aunque sin destruirla, y a pesar de ellas se sigue realizando a través de los siglos bajo formatos diversos pero coherentes en lo esencial con los principios que inspiran una interpretación coherente de la vida, que es lo que define a una civilización.
Cada civilización ha estado protegida durante siglos por la definición de un entorno geográfico, social y moral que la preservaba, desde el convencimiento interno de su identidad, de la contaminación exterior. Las conquistas imperiales han constituido el peligro más grave para la supervivencia de las civilizaciones, en especial cuando esa forma de dominio se mostraba tan agresiva con la realidad histórica de esa civilización que tenían como fin subvertir las conciencias de los colonizados. El efecto de esas actitudes bélicas suele haber logrado la desintegración de algunas civilizaciones como sistema, pero en la mayor parte de los casos a lo largo de la historia ha dejado en la forma de ser su impronta, de modo que más o menos latente se mantienen durante varias generaciones creencias y costumbres que no dan la civilización por muerta, lo que la permite resurgir al cabo de los años o al menos reivindicar sus derechos históricos.
Durante los últimos siglos el desarrollo de las comunicaciones ha permitido que todas las civilizaciones hayan entrado en contacto y se conozcan mutuamente mucho mejor que en la antigüedad, lo que facilita por una parte la mutua influencia de los diversos sistemas, pero también la prevención a la contaminación de cada identidad, lo que ha originado dos distintos posicionamientos sociales: Uno a favor y otro en contra de esa progresiva neutralización, especialmente porque la tendencia general es que la civilización dominante en poder imponga sus criterios de convergencia, lo que origina con mucha frecuencia la resistencia de una parte importante de la sociedad a renunciar a sus tradicionales conceptos esenciales de vida, lo que puede degenerar en una violenta fractura interna de esa comunidad entre los que aceptan lo que pueda entenderse como una colonización socio-económica, y los que la consideran simplemente la evolución mundial hacia la modernidad.
Que se produzca un choque o una convergencia de civilizaciones depende mucho en que las relaciones mutuas respeten las condiciones de servicio que favorezcan el crecimiento socio-económico de ambas partes y que el progreso que de ello pueda derivarse se traslade al pueblo, que es el auténtico agente de la integración. La convergencia de poderes que no trasciende al pueblo puede venderse como un logro político, pero en realidad no supone convergencia, sino que muchas veces causa el efecto contrario, porque se considera una injerencia de dominio que ni mejora el sistema de vida ni respeta la tradición.
 

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