LA X DIMENSIÓN: EL CONOCIMIENTO
Si se entiende por dimensión la magnitud de la medida que permite definir un fenómeno dentro de un sistema, dentro de cada sistema se deben definir dimensiones propias con que poder definir la realidad o la imaginación de lo determinado. Así para definir una fenómeno posicional en el espacio finito se consideran tres dimensiones; para el tiempo, una; y para otras ciencias, n. No obstante esa aceptación común de la ciencia, la filosofía permite cuestionarse si la realidad de esas dimensiones pertenece en sí al sistema de los fenómenos, o al sistema del conocimiento de esos fenómenos, pues si fuera esto último toda dimensión se subordinaría no sólo a la magnitud medible de los fenómenos, sino a la definición compleja del sistema de conocimiento que la comprende.
Se puede argumentar que cualquier dimensión es real en cuanto puede ser medida con ella una magnitud de un fenómeno cualquiera; también cabe admitir como probables las dimensiones teóricas que permiten medir en un sistema posible, aunque aún no se haya encontrado la medio para obtener las magnitudes. En uno y otro caso las dimensiones que se evalúan están en el conocimiento del que mide el sistema, una vez que ha sido definido por una intuición del entendimiento como sistema.
Para reconocerse a sí mismo el entendimiento como un sistema de aprehender la dimensión de la realidad, se le podría exigir poder definir dimensiones de mensuración de los propios fenómenos definidos en el sistema, o sea poder evaluar dimensionalmente la magnitud de los actos de conocimiento que redujeran cualquier otro saber. Se sabe que el sistema mental que permite el conocimiento de los seres vivos podría evaluarse en función de la magnitud de las conexiones celulares acaecidas en los centros neurálgicos periféricos y central, y desde ello definir las dimensiones propias o comunes de cada especie cognoscente, siendo especialmente trascendente para la humanidad el sistema mental de conocimiento del propio ser humano. El itinerario de ese progreso científico para evaluar la dimensión que defina la magnitud de medida del conocimiento posiblemente esté vinculado a la posibilidad de la reproducción artificial de cada una de las partes y conexiones que se generan en el cerebro humano, de modo que conocido en profundidad el fenómeno de la actividad mental, desde la percepción a la abstracción, se puedan encontrar las constantes que permitan definir una unidad de medida para el conocimiento sensible.
Hasta ahora todas las evaluaciones que se han pretendido realizar sobre el conocimiento han estado basadas en el objeto, en cuanto una mente puede conocer, recordar, aplicar...
Una futura indagación respecto al conocimiento deberá permitir dimensionar su capacidad en sí mismo, como sistema, con consecuencias hoy impensables, pues la medida permitirá saber respecto al progreso o regresión del sistema, así como aprender a actuar para potenciar la naturaleza biológica de los órganos, sanar sus deficiencias y favorecer su aplicación.