PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 88                                                                                   SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2016
página 7

DEGENERACIÓN SOCIAL

 
Si se encuestara a la población actual sobre si existe una degeneración social, es muy probable que una apreciable mayoría respondiera que la sociedad actual es mucho mejor que la de tiempos pasados, lo que equivale a afirmar el progreso que contradice la degeneración. No obstante, si lo que se pregunta es relativo el grado de satisfacción personal respecto a lo que cabría esperarse de la evolución social, comienzan a aparecer reticencias restrictivas de conformidad. Si se indaga más, y en concreto se consulta respecto a la consideración ética de la comunidad, es muy probable que se aprecie una auténtica degeneración social.
Por la naturaleza misma del ser humano, existe una tendencia a que el cambio propiciado por el relevo generacional se cuestione como una degeneración, por la alteración de las costumbres que forman el ideario referencial en cada momento de la historia. Respecto a ello, más que degeneración cabe hablar de la inadaptación que causa rechazo a aceptar planteamientos sociales que se consideran incompatibles con primitivos valores o estados. Por ello, los indicios de degeneración social deben aceptarse de la consideración ponderada en los distintos estratos de edad de la población, siendo especialmente significativos los que reflejan esa realidad en el juicio de los más jóvenes respecto a sus predecesores.
Otro aspecto apreciable en la degeneración social es la que mide la perspectiva esperada en función de los valores culturales asumidos por la comunidad, ya que la valoración personal, en especial respecto a la conciencia general, no puede obviar que cuanto mayor sea el dominio del saber, en especial en su dimensión humanística, más responsabilidad ética se percibe. Desde ese punto de vista, todo el progreso social que no sea secundado por un progreso ético proporcional puede entenderse como un retroceso, declinación o decadencia del fin intrínseco de la noción de sociedad, en la medida que la ética considera la aplicación objetiva y subjetiva del bien.
Cuando en una comunidad, conjunto de comunidades o movimientos ciudadanos globales se reclama una regeneración de la sociedad, es porque se aprecia en ella una degeneración que debe ser reparada; y cuanto más fuerte es el clamor, más urgencia se aprecia en ello. Algunos de los principales puntos comunes de esa demanda son:
  • En la producción, el respeto ecológico.
  • En el poder, la condena de la corrupción.
  • En la educación, la supresión de la discriminación.
  • En las finanzas, la justicia.
  • En el trabajo, la igualdad de oportunidades.
  • En la religión, la tolerancia.
  • En la cultura, la honradez profesional.
  • En el consumo, la sostenibilidad.
  • En el comercio, la equidad.
  • En la política, la protección social.
Se tiende a considerar que la regeneración social debe provenir de la acción de las autoridades, pero la realidad es que esa misión es permanente y atañe por igual a todos los ciudadanos, porque todos y cada uno de ellos son, directa o indirectamente, responsables del bien difusivo capaz de movilizar a los demás al cambio o a la permanente indolencia.
 

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