PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 53                                                                                          NOVIEMBRE - DICIEMBRE  2010
página 6

NOVIOS

 
Las relaciones familiares han perdido estabilidad en las últimas décadas, en parte porque ha aflorado la injusticia de muchas situaciones de opresión que antes subyacían, y porque parece que algo falla al formalizar unas relaciones que se demuestran inconsistentes a los pocos años. Muy posiblemente no existe otra buena escuela para aprender a convivir sino conviviendo. No obstante, podría parecer sensato que hombres y mujeres pensaran más el aventurarse a una relación y, sobre todo, que pensaran mejor, de modo que conocieran la coincidencia o discrepancia sobre unos puntos esenciales, y, si existe discrepancia, saberla admitida y no ignorada. Prepararse para una relación exige convivir, lo que desde hace tiempo se llama noviazgo, pero lo importante es que ese periodo sirva para conocerse, y para ello es imprescindible tener el valor de abordar la mutua y sincera opinión sobre al menos 4 temas:
  1. Si se desea una relación de pareja o un matrimonio con descendencia. Esto que es tan elemental no se trata en la mitad de las relaciones de pareja, por miedo a que una división de opiniones pueda poner en peligro la relación. Visto desde fuera parece inconcebible que cada uno no conozca a fondo la opinión del otro, porque la relación más pronto que tarde habrá de tomar un rumbo u otro. Si se quieren tener hijos, tiene que hablarse para saber si existe coincidencias en las expectativas de cada uno. Es muy posible que las circunstancias puedan marcar el porvenir, pero lo que al menos debe existir es que no suponga cada parte que hará valer su opinión cuando convenga, ni que se deje al arbitrio de la fortuna el que en su día se encuentre coincidencia.
  2. La gestión de los dineros. Una relación de pareja es una pequeñita sociedad, se quiera o no, y es necesario formalizar las reglas con las que se va a funcionar. Las aportaciones y el control del gasto es algo que rompe un gran número de relaciones, ya que conciliar consumismo y solidaridad, por ejemplo, en una misma gestión es bastante contradictorio. La forma de ser de cada miembro de la pareja no es probable que cambie, al menos si no existe el ánimo de hacerlo, y por ello es necesario que cada uno conozca si existe un consenso para el futuro, o si se habrá de nadar a contra corriente para convenir la economía común. Para quien es consumista, modificar su hábito hacia la sobriedad y la solidaridad se hace difícil, y otro tanto, para quien practica un espíritu solidario, renunciar a ello para servir al consumo.
  3. La relación con las familias. Que dos familias entren en parentela no supone que hayan necesariamente de congeniar, y eso es lo que ocurre cuando se entabla una relación, que detrás de la pareja existe una familia a la que se puede estar más o menos vinculado, ser más o menos extensa, pero que está ahí. Siempre habrá afectos a los lazos de sangre de la familia próxima, y cómo se va a dejar que influyan sobre la vida de pareja es algo que debe manifestarse, pues no vale lamentarse tarde de que eso no estaba en el contrato, ¿pero es qué habló en su momento? La afición a una mayor o menor independencia es un rasgo del carácter que siempre perdurará, aunque se puede reconducir algo por la exigencia de la vida en común.
  4. Respeto a la dedicación profesional. Por su influjo sobre la vida en común, también se deben intercambiar pareceres de las propias perspectivas profesionales, dado que aunque es algo que en muchos casos se perciben ya las dependencias durante el noviazgo, otras, en cambio, aún la vida profesional de uno o los dos no está consolidada, y hay que tener en consideración que lo que cada uno decida en su profesión no sólo repercutirá sobre la vida en pareja, sino que también podría afectar a las posibilidades de promoción del otro. Conocer hasta cuánto cada uno está dispuesto a conciliar vida laboral y familia debe al menos explicitarse para aceptarlo o negociarlo antes que se consolide como una posición irreversible.
Cada persona elabora su proyecto de vida, en el que incluye las perspectivas de realización de su personalidad. Al elegir pareja es muy importante que averigüe en qué modo su proyecto va a quedar afectado. Es casi imposible encontrar la pareja perfecta, pero como una aproximación sí que vale evaluar la convergencia de opinión sobre temas que afectan a su proyecto, porque muy posiblemente repercutirán sobre la estabilidad de la relación formalizada. No hay que engañarse de que durante novios apenas repercutan las diferencias existentes, y por ello no se aborda con más rigor el conocimiento interpersonal. A quienes no se atrevan a profundizar sobre la verdadera personalidad de la pareja siempre les queda optar por un noviazgo eterno.